¿Es lo mismo Arica que Iquique? ¿Que la distancia entre ellas sea como ir de Santiago a Talca, no sugiere un cambio idiosincrático? ¿Qué pasa entre Iquique y Antofagasta, o entre esta última y Copiapó, cuya distancia es mayor a la que separa Santiago de Chillán?[1] En Arica, Iquique y Antofagasta se venden parkas en las grandes tiendas durante otoño e invierno, pero es imposible conseguir un quitasol o un protector solar, siendo las tres, ciudades que miran al mar y constan de temperaturas más que aceptables, durante dicha época, para disfrutar de la playa y en donde no llueve más de un par de milímetros en años. A su vez, no es nada fácil conseguir una parka en Puerto Montt durante el verano…
En una época en que la conectividad impresiona y la simplificación de las múltiples vías de comunicación hacen accesibles a prácticamente toda la población de lo que ocurre en el mundo, en los canales nacionales más importantes sus “noticiarios regionales“ son de segunda categoría, con noticias de relleno y deben acomodarse a los tiempos que deja el noticiario central. Al parecer, no se puede armar un noticiario central con las mismas notas generadas en distintas partes del país y el mundo, pero con locutores locales. Es más, da la impresión de que no pueden utilizar el material generado en el noticiario central, ya que deben ser “autogeneradores” del contenido y autosustentables por antonomasia.
La balanza entre centralismo y regionalización es compleja, pero a veces, debido a su complejidad, se cree que es mejor abanderizarse en una esquina u otra. Puede ser útil para algunos quehaceres diarios, pero mi impresión es que cada extremo genera pobreza, injusticias e inequidades. Por lo que he podido apreciar, tanto en el mundo público como privado, la “respuesta acomodada a la realidad local” es muy poco usual y lo que es peor, completamente justificada con frases como “así es en todo Chile”, “esto viene así desde Santiago y aquí no podemos cambiarlo”, “no, imagínese, no podemos estar fijando una política propia para cada región de Chile, esto sería un caos”… Todo lo anterior puede justificarse por los tamaños de las instituciones, la antigüedad de sus funcionarios o la manida “resistencia al cambio”.
En concreto, son personas (como cualquiera de nosotros) las que no se la juegan, no lo hacen ver o simplemente miran para otro lado ante la(s) decisión(es) que hace(n) que en el norte no se vendan quitasoles en otoño o invierno y si sobren muchas parkas en las grandes tiendas por el mero hecho de ser el layout de la temporada… Son otros los que deciden dar “lo que se pueda”, “lo que quede” para las regiones, generando con ello el espacio para la ceguera del odio hacia “lo centralista”.
Una de las grandes ventajas escondidas de pertenecer o participar de una institución de alcance nacional como Un techo para Chile es que nos permite entender lo compleja que puede llegar a ser dicha balanza al momento de ejecutar las políticas, directrices o campañas. Nos relacionamos con todas las caras de nuestro país, vemos distintos métodos de gestión y maneras de abordar el quehacer diario.
Por otra parte, la labor de cada uno de los equipos del país ha permitido que las respuestas sean acordes a las características locales, pero teniendo claro que el trasfondo es único e irrenunciable, nos hemos organizado para ello, con un proceso que lleva más de 10 años, en el cual el aprendizaje ya se ha incorporado en el ADN de Un Techo para Chile.
SI lo llevamos más allá, el enfoque presentado en Techo para Educación y Trabajo, transforma dicha mirada en una “política institucional” que busca respetar al núcleo base de nuestro organismo, como son las mesas de trabajo de cada uno de los campamentos, sus necesidades, intereses, carismas e idiosincrasia que se transforman en el condimento necesario para el resultado final. Ojalá podamos transmitir dicha mirada en nuestros pasos venideros como individuos y como institución, ese que mira con respeto lo que muchos menosprecian por descuido o tradición, como son los campamentos, pero como también son las regiones del país vistas desde la capital, o el centro económico, político y administrativo visto desde el norte o sur de nuestro país.
César Rodriguez
Región de Antofagasta
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