lunes, 20 de julio de 2009

CORREDOR BIOCEÁNICO

Coquimbo:” lugar de aguas tranquilas”

En el último tiempo se ha venido hablando mucho sobre el desarrollo de la Región de Coquimbo, con nuevas y mejores carreteras ya inauguradas, con más y nuevos embalses, con el ya conocido estadio mundialista, pero por sobretodo, por el gran proyecto regional: el Corredor Bioceánico.

Para concretar este megaproyecto, que une en un mismo esfuerzo a Chile, Argentina y Brasil, es fundamental la ampliación del puerto de Coquimbo, en su infraestructura y su capacidad de calado. Y claro, en el papel se traduce básicamente en un tema económico, definir los recursos existentes para ejecutar una obra de esta magnitud, pero que no queda sólo en rearmar un puerto viejo y de poco funcionamiento, sino también implica arreglar las carreteras existentes, las líneas del tren, túneles cordilleranos, hasta llegar a Portoalegre. Lo anterior con un potencial enorme, de empleo y desarrollo, lo que bien canalizado y pensado, es muy bueno.

Obviamente el tema no se agota ahí, porque en dicha discusión está la necesidad de modernización también, y la voluntad política de hacerlo, de soltar las riendas y la administración actual, para poder licitarlo y concesionarlo. La discusión está hoy día centrada entre la defensa de quienes quieren mantener el statu quo versus los que quieren avanzar, modernizar e incluir a todos en este desarrollo (quizás como se hizo con las EGIS, o con la concesión de las autopistas). Hay algunos que prefieren las “aguas tranquilas”, que prefieren no moverse, que se acomodan, que se enquistan.

(Me surge la inevitable pregunta, de saber si eso pasará en todas las instituciones.)
Por otra parte, pensando en este gran proyecto regional, me doy cuenta que tiene muchas carencias: quizás la más importante es que carece de estrategias de desarrollo local, de un programa que permita potenciar la calidad de vida de todas las localidades por las que transitará tanto producto de exportación. Entonces surge el cuestionamiento de si ya nos habremos acostumbrado a arreglar las cosas en el camino, o si ya nos acostumbramos como país a no prevenir. Me da la impresión que no se ha tomado la magnitud del proyecto en cuestión, que no hay una reflexión, un mirarse constantemente. El desarrollo de muchas provincias depende de la buena ejecución de un proyecto de esta envergadura.

Bueno, efectivamente nosotros somos parte de otro gran proyecto regional (y nacional): terminar con los campamentos. Me doy cuenta que en esto hay muchas similitudes con el Corredor Bioceánico, porque aunque creo que se ha realizado un buen trabajo en prevenir o hacer una apuesta conjunta, con los dirigentes, en el trabajo en los campamentos, y el paso del campamento al barrio, no deja de ser una gran apuesta todavía, que probablemente veremos su real implicancia en varios años más.

La responsabilidad que tenemos en el trabajo que hacemos es enorme, no podemos no prevenir, no podemos simplemente confiar en que lo estamos haciendo bien y no cuestionarlo, no evaluarlo.

Con los dirigentes de los campamentos somos socios en una empresa que está enfocada en el trabajo duro de ambos y de terminar no solo con los campamentos, sino con la exclusión y la marginación, pero no puede dejar de cuestionarnos lo que estamos haciendo y como lo estamos haciendo.

Así como hay una región completa que apuesta por un corredor bioceánico, hay 20.000 familias que necesitan que trabajemos incansablemente, que lleguemos a todos los campamentos, pero que también necesitan que constantemente nos estemos cuestionando como estamos haciendo la pega. De nada habrá servido terminar con los campamentos si esos barrios finalmente no son de calidad y no están formados por verdaderos vecinos, de nada habrá servido haber hecho un corredor bioceánico si el puerto de Coquimbo no estaba capacitado para recibir todos esos barcos.

Juan Pablo García

Región de Coquimbo

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