martes, 9 de diciembre de 2008

Lo que perdimos en el paro de la ANEF

El paseo Ahumada con basura acumulada por días, familias esperando la entrega del cuerpo del abuelo, miles de cirugías postergadas, matrimonios que no se pudieron hacer, mamás llevando a sus hijos a la pega (no hay sala cunas funcionando), turnos éticos en los hospitales, estudiantes sin clases ni almuerzo, proyectos de vivienda que no se podían ingresar. Si leemos los diarios de esos días, hay que sumarle un par de cosas más y tendremos, lo que al parecer fue en su totalidad, el paro de la ANEF.
Se me olvidaba también considerar una idea que algunos calificaron de extraña, antojadiza y populista: el reajuste escalonado. Según mi opinión, esta idea es admirable. Admirable en tanto muestra con claridad una manera justa de repartir los recursos escasos, dándole prioridad a los que menos tienen, considerando que más del 70% de los trabajadores del sector público, aquellos que menos sueldo perciben, recibían un reajuste por sobre el IPC.
Con dolor veía en los medios cómo se manifestaba el clásico argumento anti-sindical, que nos dice que ellos son generadores de mayores inequidades (más allá de que la ANEF no sea sindicato, es una organización propia del mundo de los trabajadores). Argumento vacío, porque el problema no es la estructura del sindicato o el sindicato como institución, sino que el problema es quiénes y para qué gobiernan. ¿Acaso Tucapel Jiménez (histórico líder de la ANEF) habría peleado porque se le reajustara el sueldo a Sergio Melnick en SERPLAC?
Los principales argumentos con los que se enfrentó la propuesta eran los que esgrimían los mismos dirigentes de la ANEF, quienes, al parecer, estarían en los tramos con bajo porcentaje de reajuste. Que se desordenaba la carrera funcionaria, que el jefe podía quedar ganando lo mismo o un poco menos que el sub-alterno ¿eso es malo a priori?
Otro argumento fue la inconstitucionalidad de la propuesta. Quizás fue inconstitucional, pero no podemos olvidar que nuestra Constitución permanentemente es interpretada a favor de quienes más poder han tenido y tienen (¿habrá sido redactada pensando precisamente en eso?).
Lo interesante de todos esos argumentos es que todos podrían ser modificados. Si lo que dice la Constitución genera inequidad, ¡cambiémosla! Si un reajuste que genera mayor equidad altera la carrera funcionaria ¿habrá que cambiar la carrera funcionaria o habrá que renunciar a la equidad?
El que por esto quiera entender que no se deben pagar sueldos altos en el sector público para hacerlo competitivo frente al privado, está equivocado. Por suerte ya pasó el tiempo en el cual del espacio de lo público sólo podían participar personas que no necesitaran dinero.
Creo que el principio de justicia tiene que estar puesto sobre quiénes son los que más necesitan, por sobre una supuesta igualdad que lo único que hace es aumentar la diferencia. Que la verdadera gran pérdida de este reciente paro fue dejar tras de sí un velo de indiferencia frente a la discusión respecto a la distribución de recursos escasos, considerar las diferencias y favorecer al que siempre ha tenido menos.
Más allá de todos los problemas que acarreó el paro, más allá de su supuesta ilegalidad, quiero decir que estoy de acuerdo con algunos medios de comunicación que decían que ésta fue una de las peores derrotas del gobierno de la presidenta Bachelet. Pero no porque haya tenido que subir mucho su propuesta (subió casi lo mismo que bajó la ANEF), sino porque se perdió la oportunidad de mostrar claramente esa vocación por la equidad que ha sido el eje de su gobierno.
José Antonio Gutierrez
9 de Diciembre, 2009

1 comentario:

Jorge Pacheco dijo...

Completamente de acuerdo, creo que el reajuste escalonado era lo más lógico.
Lamentablemente el dogmatismo fue más fuerte. Otra vez más...