lunes, 17 de noviembre de 2008

Agujeros negros

Al leer las memorias póstumas, recién aparecidas en Francia, de la Hermana Emmanuelle, esta santa del siglo XX que falleciera el pasado 20 de octubre casi cuando cumplía 100 años, no puedo dejar de pensar en esa célebre e inquietante frase "Yo soy el Otro", del poeta "maldito" Arthur Rimbaud. El atormentado y genial adolescente ya había advertido lo poco que sabemos de nuestro "yo", de las infinitas posibilidades que se esconden en nuestra identidad, esperándonos para realizarse. Muchas veces nos conformamos con ser lo que somos, desaprovechando nuestras vidas, haciéndolas menos fulgurantes y luminosas de lo que podrían ser. Rimbaud fracasó en el intento de cambiar la vida y reinventarse él mismo, y por eso abandonó la literatura y se transformó en traficante de armas en África. Como un agujero negro, fue tragado por la velocidad de su propio "yo".
Madeleine Cinquin, en cambio, una muchachita belga vanidosa y frívola, vivió en su propia carne esa metamorfosis desgarradora y luminosa a la vez (imaginada por el joven Rimbaud), para transformarse en esa "Otra", la hermana Emmanuelle, la apasionada que vivió junto a los recolectores de basura de las periferias de El Cairo, en Egipto. "Un soplo me posee, me lleva hacia el otro", diría esta joven que a los seis años vio ahogarse a su padre ante sus propios ojos. Lo extraordinario de esta transformación es que ella nunca dejó de ser una mujer real, con tentaciones, dudas, vacíos, dolores y fatigas. ¿Qué son los santos? ¿Acaso figuras etéreas, angélicas, sin sangre, humores ni humanidad?
Si Emmanuelle llegó a los 100 años fue porque abrazó la vida con todas sus contradicciones, no rehuyó sus peligros, se ensució las manos con el barro original, con las lágrimas de los sufrientes, pero también bailó en sus fiestas. Las fotografías la muestran bañándose en el agua del Nilo, junto a las recolectoras de basura, flotando en ese río milenario que, como la vida del hombre, arrastra lodo, agua, muerte y vida. Agua bautismal y agua de la muerte. Sí, porque la hermana Emmanuelle nunca se quedó en la orilla de nada.
Las páginas de estas "Confesiones de una religiosa" son fulgurantes. "Voy a choquearlos, perdónenme"-dice en las primeras líneas-. Es que es una mujer, desnudándose con toda su verdad, y no vistiéndose de santa para la posteridad. Su vocación por la autenticidad es lo que la hace santa, no su perfección. ¡Sólo son perfectas las estatuas y las máquinas (y ni siquiera)! Por ejemplo, se revela a sí misma como una sensual, que hasta en su madurez debió luchar con el deseo, que nunca oculta ni niega farisaicamente.
Cuando ve a sus hermanas recolectoras de basura con los cuerpos de sus hijos infectados por las bacterias, muertos en sus brazos, dice: "Ellas hacen pensar en la Pietá, la Virgen a quien la muerte entrega el cuerpo torturado de su hijo. Yo no hablo de la PietÀ de Miguel Ángel. Ella es demasiado bella, es una diosa griega. Yo hablo de la Virgen de nuestras iglesias de campo".
Refiriéndose a los delincuentes de las cárceles, afirma: "Descubro en mí una afinidad secreta de corrupción con estos desdichados hermanos arrastrados al mal. Siento, a veces, en mi carne y mi sangre, extrañas fermentaciones...".
Emmanuelle sabía que hay que llegar al fondo de las cosas, perder y sufrir de verdad, para que se abran esos agujeros por donde pase la luz. "Donde sea, en todo ser humano, hay un agujero. Yo he intentado confesar el mío. Pero éste no es un agujero negro, como esos cuerpos celestes que se tragan todo. Al contrario, es una abertura a la luz, al otro y su llamado. Y responder es sentirse antes que nada humano, vivo".
Una vez, en la infinidad del espacio y el tiempo, lleno de agujeros negros, hubo un agujero que se llamó Emmanuelle, por donde entraron la luz, el otro, los otros, el amor "que mueve el sol y a las otras estrellas". Lo demás, es literatura...

Cristián Warnken
Publicado el Jueves 13 de Noviembre de 2008, El Mercurio


1 comentario:

martinjaramillo dijo...

Motores naturales recicladores parciales y temporales de la energía degradada.
Los átomos a nivel del microcosmos y los agujeros negros y las supernovas a nivel del macro cosmos tienen, como otra de sus funciones, servir como motores acopiadores y recicladores también de la energía que se degradada ya sea en forma de calor o como cualquier otro tipo de radiación emitida hacia el espacio exterior.
Tanto átomos como agujeros negros toman la energía del medio y con ella los átomos pueden mantener su mínima actividad interna, y los agujeros negros la almacenan y hasta logran convertir por acumulación, cantidades mínimas de materia-energía inservibles, en incalculables cantidades de masa capaces de producir grandes presiones, grandes temperaturas y grandes explosiones nucleares.
Debido a la gravedad se crea energía de presión y térmica en el interior de las grandes masas: planetas, astros, estrellas y agujeros negros.
¿Será que absolutamente todas las grandes explosiones cósmicas que siempre han ocurrido y que se sabe que continúan ocurriendo permanentemente, siempre se podrán atribuir a explosiones de supernovas? No será que también han explotado los agujeros negros?, eso no lo podemos negar con certeza, porque si hasta hace poco no sabíamos ni siquiera de la existencia de los agujeros negros, que íbamos a saber de todas sus funciones.
Creemos que hay razones suficientes para pensar que los agujeros negros no deben ser eternos y que todos ellos, incluso los estelares y masivos, pueden explotar, y que no solo lo puedan hacer los mini agujeros negros de los que se cree que se evaporan y explotan, lo que, entre otras cosas, nos parece una gran contradicción, porque si de un agujero negro no puede salir nada, ni siquiera la luz, ¿cómo puede pensarse que se pueda escapar evaporada su gran y densa masa?.
Creemos que todos los agujeros negros pueden explotar. Creemos que el universo se recicla parcial y permanentemente acopiando y concentrando grandes masas que luego explotan y el proceso se repite indefinidamente.
Las explosiones de los agujeros negros y de las supernovas reimpulsan alternativa y permanentemente el movimiento de rotación expansiva del Universo en su conjunto.
Los agujeros negros y las supernovas son úteros cósmicos donde se acopian, gestan y/o reciclan las nuevas energías necesarias para la conquista futura del infinito, frío y oscuro espacio vacío.
El ciclo se repite indefinidamente, la cantidad de materia-energía visible será cada vez mayor y colonizará más el espacio infinito y así será durante el tiempo infinito.
La materia visible, actualmente activada por la energía es solamente el 4% del limitado universo aceptado por los amigos del big bang, y el cual es solamente lo poco que han podido ver por los telescopios. Falta mucho por descubrir.
Ya sea que la energía-materia sea infinita o que se cree, porque sea valida la gran herejía, de todos modos el futuro del universo no será apocalíptico.
El universo crece y se va reciclando, por eso no habrá ni muertes térmicas ni desgarres. La materia y la energía tienen todas las propiedades físicas suficientes y necesarias para perpetuarse, ya sea creciendo o reciclándose.
La energía se crea ó la materia es infinita y/o se reciclan.
El universo conocido y visible será cada vez mas grande, cada vez se activará más materia oscura y se convertirá en materia activa, en materia visible y en energía, cada vez se iluminará más el infinito.
Martín Jaramillo Pérez.
martinjaramilloperez@gmail.com