lunes, 20 de octubre de 2008

¿yo voto por partido o por personas?

YO VOTO POR UN PARTIDO
Por Pablo Valenzuela

Mi voto lo decido tomando en cuenta la filiación a un determinado partido político, más que votar por personas. Ello principalmente por dos razones. La primera es que tengo la convicción de que no se puede desligar de un individuo su adhesión a cierto sector e ideario político, como también porque creo que la política - que es una rama de la moral en virtud de la cual una sociedad libre, compuesta por hombres libres que resuelve los problemas que le plantea su convivencia colectiva - necesita para perfeccionarse del trabajo coordinado de conjuntos de personas que puedan armonizar sus ideas y plasmarlas en un discurso transformable en acción. Con ello es obligatorio concluir que el ejercicio del poder político siempre será grupal, por lo que no me parece plausible o ceñido a lo real el “votar por las personas” como si ellas por si solas, sin mostrar una ideología clara, pudieran gobernar autónomamente.

La finalidad del gobierno democrático es el bien común. Ahora bien, a la hora de elegir la ruta que se debe atravesar para llegar al bien común, ese estado tan deseado, el desacuerdo y la discrepancia aparecen. Los sistemas democráticos, suponiendo que no existe al momento de elegir esa ruta una verdad revelada, establecen sistemas que hacen posible la discusión para construir entre todos la mejor ruta. Uno de los pilares de esos sistemas es repartir la soberanía del Estado en pequeñas porciones de poder. Lograr armonizar estas pequeñas porciones de poder es requisito entonces para alcanzar ese bien común. Ante ello, los partidos políticos, que hacen este trabajo de construcción de idearios ex ante de la elección, facilitan enormemente el avance hacia ese estado de bienestar, puesto que presentan, muestran e informan sobre lo que representan nuestros candidatos, posibilitando elecciones libres e informadas.

Si reconocemos que el trabajo político requiere de un trabajo asociado, los partidos políticos hace un tremendo favor al sistema democrático al levantar ciertos lemas, difundirlos por medio del discurso y la propaganda, e informarnos que bajo esa bandera existe un grupo determinado de personas que comparte ciertas definiciones acerca de los temas relevantes al bien común, coincidiéndolos no por mera casualidad sino porque cada uno ha mesurado y medido el ideal individual para poder levantar uno colectivo y construido por todos. Esta edificación combinada es la que posibilita el gobierno en democracia.

El voto por las personas que ciertos candidatos últimamente tanto promocionan, me parece que hace mucho sentido con entender el ejercicio del poder político como una sub rama de la administración, donde no se juegan definiciones importantes de fusionar con otras, puesto que se juega en ello la moral social. Es el voto ideal para los que reducen las definiciones políticas a resolver problemas prácticos, que llaman “reales de la gente”.

Por último la decadencia actual que pudieran presentar los partidos políticos, no debe significar un llamado a la destrucción de estas entidades que hacen posible nuestra democracia, sino que debe ser una apelación a reconstruirlos para poder mejorar nuestro sistema. El unirse con otros bajo un lema, bajo un ideal, es un carácter que distingue el carácter humano. Profetizar por un “voto por las personas” es jibarizar la política, olvidando que en sus definiciones siempre se juega nuestra concepción de libertad, dignidad y justicia.

YO VOTO POR LA PERSONA
Por Osvaldo Mera

Hace unos días salí muy temprano, al llegar a un semáforo una amable señora me tocó la ventana, me ofreció un volante y me contó que quería ser concejal. Le recibí el papel, le agradecí su información y al leerla me di cuenta que no era de mi partido. El sábado siguiente, mientras esperaba la micro, vi a la misma candidata, con la misma sonrisa -ahora con su hijo- que seguía con mucho entusiasmo su campaña.

Obviamente, ésta debe ser una de las formas más básica de promocionarse y seguramente una de las más utilizadas, pero esta señora me llamó mucho la atención, con la sencillez, esfuerzo y constancia con la que trabajaba. Con su campaña “Ventana a Ventana” y al informarme de su trabajo, se gano mi voto. Además le estoy entregando mi confianza para que de la misma forma que la veo trabajar ahora, lo haga en el municipio y así mejore los deberes y derechos de los ciudadanos de mi comuna.

Todo esto, me hizo reflexionar y preguntarme cuales son los reales indicadores para evaluar a nuestros candidatos cuando son escogidos, ¿la asistencia?, ¿el estado de las calles?, ¿los tratados de libre comercio?, ¿los índices de pobreza o el PIB?, o simplemente los beneficios que me ha traído como individuo. Creo que lamentablemente al final da lo mismo, ya que casi siempre los ganadores son los que hicieron un mejor marketing de sus personas y no los que hicieron mejor su trabajo, ¡OJO!, no estoy diciendo que los que hagan un buen marketing no hagan un buen trabajo, solo estoy poniendo en duda cual es el verdadero criterio de elección.

No voy a negar la necesidad de crear alianzas, ya que si no hay, es muy difícil que existan acuerdos y mayorías para la toma de decisiones, pero no puede ser que las “mayorías” sean decididas por el presidente o el consejo del partido, no puede ser. Los gobernantes deben votar libres y como sus conciencia les diga, así de esta forma vamos aumentar la democracia en nuestro país.

También creo mucho en la institucionalidad de cada partido y que hay que ser leal por quien nos cobijó alguna vez. Es por ello que es fundamental que al escoger algún partido entendamos a cabalidad cuáles son sus principios y de esta forma podamos ser consecuentes con nuestros valores y los axiomas de nuestra institución. Cuando nos asociamos a un partido, por su popularidad y/o dinero, y no por lo principios, estamos vendiendo nuestros valores y sin lugar a duda que nuestros futuros electores, van a votar por mi partido y no por mi persona.

Aquí es donde pongo mi observación: Los partidos políticos constantemente nos están mostrando los que ellos quieren que veamos, porque ellos creen tener la verdad de lo que es mejor para el pueblo Chileno. No pongo en duda la buena voluntad que tienen, pero ellos no pueden saber lo que necesitamos si no lo expresamos, las elecciones son el único momento que tenemos para decir quiénes van ser los grandes protagonistas del Chile para los próximos años, es el único momento donde puedo decir el Chile que YO quiero y no el Chile que mi partido quiere, o si no, siempre vamos a tener el país que las copulas de los partidos quieran y no va ser un Chile de verdad. Las elecciones es el único momento donde todos somos iguales y valemos un voto.

Quiero que en mi barrio se trabaje con esfuerzo, sencillez, constancia y en familia, así como lo vi en la candidata que no es de mi partido, quiero que personas como ella estén en las esferas de poder. Con mi voto puedo decir el país con el cual Yo sueño.

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