Extracto del capítulo VI del "Humanismo Social”, Alberto Hurtado SJ
Aquellos que han buscado, o al menos han aceptado la responsabilidad de los destinos del país, tienen una responsabilidad, la mayor de todas, porque es la más extensa; abarca a todos los ciudadanos y todas sus necesidades.
¿Se dan cuenta los políticos de la responsabilidad de su cargo? Uno puede dudarlo... ¡Con qué fervor hacen promesas de consagración a la Patria y a sus intereses que se olvidan al día siguiente de la elección!
Muchos van a la política para brillar, para surgir, para destacarse: motivos pobres
Otros van a defender los intereses de su partido, un motivo justo pero insuficiente, porque sobre los intereses del partido están los intereses nacionales. Otros, Dios quiera que sean muchos, van a la política para servir al país.
Un Presidente no debe ser liberal ni radical, sino Presidente de los Chilenos; y lo mismo un senador o un diputado, es senador de la Patria y ante los intereses de la Patria deben ceder todos los intereses particulares, incluso los de su partido, si alguna vez llegan a estar en oposición.
A los políticos quisiéramos los simples ciudadanos verlos de cabeza en los intereses de la Patria, estudiando con pasión los medios de hacerla progresar, de solucionar sus hondos problemas: ¿cómo instruir nuestra masa de analfabetos?; ¿cómo hacer servir mejor a las necesidades nacionales nuestra educación?; ¿cómo mejorar la formación de nuestros maestros?; ¿cómo disminuir la mortalidad infantil?; ¿cómo alimentar nuestra población desnutrida?; ¿cómo dar en realidad de verdad pan, techo y abrigo a nuestro pueblo? Quisiéramos verlos hacer un examen de conciencia nacional sobre el presupuesto y revisar partida por partida los gastos nacionales.
Ojala pudieran llegar también a nuestro parlamento en forma efectiva, las voces de los ciudadanos, sus aspiraciones, sus clamores y fueran tomados en serio.
¡Si pudiéramos llegar a tener un cuerpo numeroso de políticos nacionales! Hombres que no tengan empacho en acercarse a su adversario político, para pedirle su colaboración en un proyecto de bien público y de asegurarle sinceramente su apoyo en cuanto haga por el bien común. Todo cede ante el bien del País.
martes, 12 de agosto de 2008
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