lunes, 18 de agosto de 2008

El Padre Hurtado

Casi siempre cuando a uno le hablan de un santo, le están hablando de alguien que vivió hace siglos. Suelen ser santos que en épocas remotas, hicieron cosas que desafían el sentido común, tuvieron marcas raras en sus cuerpos, o sufrieron torturas indecibles sin otro gesto que la fe. Son santos que, desde nuestras vidas corrientes, llaman más a la admiración por sus rarezas o heroísmos, que a una admiración que nos invite al cuestionamiento. Tal vez la misma lejanía que nos da el tiempo o la cultura en que les tocó vivir a estos santos, ayuda a que su santidad se reduzca a cosas que nos parecen más bien pintorescas, que ejemplares. En esto como en su vida el Padre Hurtado rompe los esquemas. Es un santo de nuestro tiempo. Habló por teléfono, manejó la camioneta verde, firmó cheques, habló por la radio, aparece en fotos y películas y como muchos lo hacen hoy, murió de cáncer.
Están vivas no sólo sus obras, sino que también muchas gentes que lo conoció. Sus preguntas quemantes: ¿Es Chile un país católico? ¿Qué haría Cristo en mi lugar?, son preguntas que aún encienden pasiones.
Pero tal vez lo más cercano del Padre Hurtado, es su simpatía, su alegría y su capacidad de entrega. Esto lo hace, además de ser cercano en el tiempo, lo hace ser cercano al corazón de todo chileno. Más allá de sus creencias religiosas o posición social y política, el Padre Hurtado convoca. Convoca al servicio, a la entrega con alegría, al respeto por el otro especialmente si es humilde, convoca a ver a Cristo en el pobre.
Al canonizar al Padre Hurtado, de algún modo la Iglesia Católica, inspirado por le Espíritu Santo, ha canonizando el servicio y la espiritualidad de la entrega. Pero también nos está confirmando lo que estableció el Concilio Vaticano II y luego confirmo para América latina la conferencia Episcopal Latinoamericana de Medellín y Puebla; que hay distintos modos de ser Iglesia Católica y uno de esos modos es lo que se vive en el Techo. Trabajando en el Techo se vive la espiritualidad del servicio y la entrega y no se vive de manera individualista ni privada sino que con otros en una institución.
El P. Hurtado vivió en su vida la parábola del Buen Samaritano. Se acercó al marginado que todos hacían el quite e incluso ni veían. Dejó su cabalgadura, sus propias seguridades y se puso a la altura del necesitado. Curó sus heridas limpiando las injusticias que las provocaban. Lo subió a su propia cabalgadura compartiendo sus privilegios con quien no tenía privilegios y se comprometió para siempre con él y sus necesidades.
Sin soberbia, creo profundamente que si el P. Hurtado estuviera hoy carnalmente entre nosotros estaría trabajando en un Techo. Estaría convocando a muchos jóvenes, sin preguntarle cuál es el Dios que racionalmente expresan o niegan, sino que estaría invitándolos con alegría a descubrir el verdadero Dios que habla por medio de los marginados. Y para muchos nos invitaría a responder con nuestra vida la pregunta: ¿Qué haría Cristo en mi lugar?


P. Felipe Berríos, S.J.
Capellán de Un Techo Para Chile y Un Techo Para Mi País
18 de agosto de 2008

1 comentario:

Rodrigo Cajas D. dijo...

"de todo chileno".


Me llama la atención la utilización de esa frase cuando se convoca la voluntad de los jóvenes. También me llama la atención que se utilice el patriotismo, la palabra Chile y todo tipo de Chilenismos, casi como último recurso para solidarizar y ponerse manos a la obra, lo cual puede ser loable en múltiples aspectos.

Aun así, y sin ánimo de elevar prejuicios pero sí de iluminar una verdad casi inamovible: ¿qué hay de los magnates que amasan fortunas gracias al trabajo de la gente? ¿son Chilenos ellos también? ¿Se preguntan ellos, acaso, "qué haría Cristo en mi lugar"? esencialmente: ¿ven ellos a Cristo en el pobre? Don Felipe: no cree que esta lucha, nuestra lucha, similar a la de don Alberto, se hace eterna? No llamo a dejar caer los brazos, pero sí me pregunto, y le pregunto a ud., ¿qué hacemos con el resto de los Chilenos que tienen el poder de obviar las problemáticas sociales (por burguesas y económicas razones) anticipándolas y soslayándolas como procesos propios del (nefasto) movimiento económico global? ¿es que acaso los unicos Chilenos, dentro de toda esta aldea, somos los jóvenes?