lunes, 21 de abril de 2008

La Moral Consecuente

Un fantasma recorre victorioso las calles de nuestras conciencias. El fantasma del autoconvencimiento. Aquél que nos hace creer que por el sólo hecho de destinar horas de nuestros días en una causa noble y enriquecedora nos sentiremos más tranquilos…
Aquél que a través de nuestras acciones invade, con sutileza el ego. Aquél que con pañuelos de seda enceguece nuestro espíritu.

Merece la pena reflexionar qué tan consecuente se torna nuestro actuar si al disponer de tan buena manera de recursos humanos y hacer maravillas con ellos, no hacemos lo mismo con nuestros recursos naturales.
Tales de Mileto, uno de los filósofos presocráticos más recordados afirmaba que el agua era el elemento originario de la realidad, el principio de todas las cosas, o bien en el sentido de que todas las cosas estaban constituidas o formadas por agua.

Tomando en cuenta que el 97% del agua presente en el planeta tierra se ubica en mares y océanos, del 3% restante el 2% está congelada y el otro 1 % yace en ríos y lagos para poder utilizarla por los seres humanos cobra sentido detenernos y cuestionar nuestra “moral consecuente”¿Somos tan conscientes y coherentes con nuestras acciones? ¿Nos conflictúa prender tres lámparas al entrar a la casa, salir del lugar y olvidar que ese gasto implica litros y litros de consumo incansable? ¿Recordamos que ese descuido significa un aumento significativo en las probabilidades de terminar siendo cómplices de una, por ejemplo, Patagonia con represas?
¿Nos detenemos a dimensionar que un consumo desmedido o injustificado conlleva la futura o por qué no decirlo, la actual violación al ciclo natural del medio ambiente, alterando ritmos de reproducción y biodiversidad.

¿Nos detenemos a dimensionar que un consumo desmedido o injustificado conlleva la futura o por qué no decirlo, la actual violación al ciclo natural del medio ambiente, alterando ritmos de reproducción y biodiversidadacuática que pueden acabar con especies originarias del lugar?

La consecuencia es uno de los valores más sublime en esta sociedad, sería fantástico lograr establecer un patrón de comportamiento en base a este valor siendo nuestras acciones y nuestros dichos uno solo.

Nuestros antepasados indígenas, con sus ritos costumbres y sobre todo amor y respeto a la Pacha Mama, nos demostraron que nos debemos a ella, en protección y cuidado tal como lo hace un madre con sus hijos e hijas y viceversa, generando así una conciencia medio ambiental basada en el respeto y explotación medida de los recursos, ya que ellos se nos fueron dados con amor para ser tratados de igual manera.
Guadalupe Del Solar
21 de abril de 2008

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