lunes, 28 de abril de 2008

Educadores populares y compromiso social:

Hace algunos años, cuando fui a realizar mis primeras clases en campamento, en el oficio de Instalaciones Eléctricas, y habiendo egresado de Infocap, tremendamente ansioso y con ganas de partir pronto, en lo único que pensaba en ese momento, era en entregar de la mejor forma los conocimientos aprendidos, que los trabajadores de campamentos pudieran desarrollar lo mejor posible sus habilidades, que a través de estos cursos, nuestra gente fuera recuperando la confianza y dignidad tantas veces negada,
Rápidamente me di cuenta que no bastaba sólo con realizar las mejores clases, que las necesidades de nuestros trabajadores no sólo eran la capacitación laboral, sino también necesitaban ser orientados, escuchados y, en no pocas ocasiones, ser regañados.
Lo mejor de todo esto, es que al mismo tiempo me di cuenta de que se estaba produciendo un importante cambio en mí, y que probablemente a otros educadores populares también les ha pasado. Comprendí que yo también estaba aprendiendo, que poco a poco sentía la necesidad de responder mejor a sus expectativas, a la confianza que iban depositando en mí y que esto era un fuerte aliciente para mi desarrollo. Aprendí también, a compartir sus sueños, esperanzas, inquietudes y tristezas, que también son las nuestras, ya que la situación de muchos de nosotros no es tan distinta a la de ellos.
Es un hecho que la labor nuestra no es fácil, que en ocasiones ponemos en juego hasta nuestra integridad física, bajo el sol, con lluvias interminables, caminado largas distancias, viajando 2 ó 3 horas diarias para llegar a nuestro destino, llegando tarde a nuestros hogares, etc.
Es en estas situaciones donde los educadores populares, reafirmamos nuestro fuerte e ineludible compromiso social, sobre todo con los marginados y excluidos del país, aquellos que nadie escucha, aquellos que se esconden detrás de frías estadísticas y números.
De una u otra forma nosotros estamos siendo parte importante en la vida de muchos trabajadores y pobladores con menos oportunidades, nos hemos transformado muchas veces en referentes para ellos. Nuestra obligación permanente, a mi juicio, está en que tenemos que tener la capacidad de ir informándonos y al mismo tiempo ir ayudando a la formación de otros, a que adquieran las capacidades técnicas, sociales y políticas, y que a partir de esto seamos capaces de generar entre todos una sociedad un poco mas justa, sin ciudadanos distribuidos en categorías, es cierto que no es fácil, es verdad que este discurso esta más que repetido. No es menor tampoco que la gente ya no confía en quienes los dirigen, aun así, esto no nos debe inmovilizar, tenemos que hacer aun mayores esfuerzos y lograr que la gente que deposita la confianza en nosotros a través de la capacitación y formación, pueda mejorar su calidad de vida. Esta es la opción que muchos de nosotros hemos elegido, y esperamos que muchos más se sumen.

Eduardo Gavilán Pérez
Lunes 28 de abril de 2008

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