lunes, 5 de mayo de 2008

Confesiones de Clotario Blest

Víctor Farías cuenta capítulos desconocidos del fallecido líder de los trabajadores:
El historiador escuchó del propio líder sindical conversaciones inéditas que tuvo con el ex Presidente Salvador Allende, recomendándole llegar a un acuerdo nacional para evitar un quiebre institucional, así como su teoría de que un desilusionado Luis Emilio Recabarren, el fundador del PC, murió asesinado. Aquí relata esas confesiones.


Por tratarse de un cristiano y de prestigio moral reconocido por todos, el testimonio y los juicios de don Clotario Blest asumen una importancia fundamental para entender la historia de la izquierda chilena en el siglo XX, y particularmente el período 1970-1973. Su mirada crítica y sin contemplaciones es un polo analítico decisivo y desinteresado.

Las revelaciones que comunico aquí adolecen, por cierto, de dos factores: el ser testimonios personales y el que no vayan inscritos en el todo mayor que debería ser una biografía de la personalidad más importante del movimiento de los trabajadores chilenos. Hacerlo es una tarea fundamental de nuestra historiografía. Pero justamente por su relevancia y jerarquía no puedo entregar al olvido las experiencias y juicios que me confió.

En 1971 y 1972 trabajé algunos meses en la Universidad Católica de Valparaíso, en un instituto multidisciplinario en el que convivíamos filósofos, historiadores, sociólogos y literatos. Surgió allí un proyecto de iniciar la construcción de un vasto archivo para recuperar las miles de actas que documentaban la historia del movimiento obrero chileno.

Un día, casualmente, me encontré con don Clotario Blest en el ascensor. Iba, silencioso y digno, con su indumentaria obrera. Con entusiasmo juvenil, me presenté y le hablé de nuestro proyecto. Reaccionó entusiasmado, con su vivacidad característica, y me citó para el día siguiente en su modestísima casa de la calle Víctor Santa Cruz.

Nos permitió el acceso a su enorme archivo personal con más de 30 mil documentos desconocidos. Relataban desde su fundación de la ANEF hasta la CUT. Durante semanas fotocopiábamos día y noche, porque se acercaba el colapso de quienes él llamaba "una mezcla de burócratas y corruptos destinados al fracaso".

Discutiendo con Allende

Un día, don Clotario llegó con una sorpresa: "Vengo de La Moneda. Hace un mes caminaba por Morandé cuando un torbellino de autos apareció y se bajó Allende. Me vio al otro lado de la calle y me dijo: 'Don Clotario, ¡venga! Tengo que hablar con usted. Es urgente'. Yo le dije: 'Salvador, usted debe estar preparando su viaje a las Naciones Unidas y tendrá mucho trabajo. En cuanto vuelva vendré'. Hoy en la mañana fui. Salió a recibirme muy atento y me dijo: 'Don Clotario, estoy muy preocupado, y no sé lo que va a ocurrir. ¿Cómo cree usted que están las cosas?'. 'Mal, Salvador, muy mal', le dije. Para comprar un pollo, la señora Julia, que me cuida por años, debe estar parada en una cola hasta cuatro horas, y un pueblo que hace eso no tiene tiempo para hacer una revolución".
" '¿Por qué no me lo hizo saber para hacerle llegar algo?', me dijo. Yo le respondí: 'Entonces es mentira lo que dicen los momios, que no hay nada de nada, y ahora usted me dice que hay, pero para ustedes. Usted me conoce y sabe que cuando el pueblo de Clotario Blest no come, él tampoco come. Y ése es, Salvador, el verdadero problema. Yo a usted nunca le he dicho 'el Chicho', sino 'el pije', porque todavía me recuerdo las veces en que en las calles los pacos gritaban: '¡Al de cabeza blanca, al de cabeza blanca!', y yo le veía a usted sus pies, arrancando lejos y muy ligero. Salvador, usted no es para esto. Decídase: haga un par de puentes, calles, escuelas y hospitales. Nada más. Así lo van a elegir de nuevo en un par de años. Una revolución es otra cosa. Aquí las he visto de todas: la del pan, techo y abrigo, la de la escoba, en libertad, y ahora ésta, la de ustedes. ¡No! ¡Decídase!".

"Allende me dijo entonces: '¿Y qué quiere que haga, don Clotario? Nadie me hace caso. ¿Cuál es su consejo?'. 'Usted conoce mi vida, Salvador, pero hoy sólo le puedo decir que llame a Agustín Edwards, a Yarur, a los del Banco de Chile y la Sociedad Nacional de Agricultura, y póngase de acuerdo con ellos para salvar la democracia. Devuelva algunos fundos, bancos y empresas, porque ésa es la gente que ha construido este país y sabe manejarlo. Y si Nixon se niega a respetar a Chile, ¡vuele con ellos a la ONU y denuncie que el país está en peligro! Pero decídase y diga a los trabajadores qué quiere, porque ellos todavía creen en usted".

"Me miró enojado y me dijo en tono de reproche: 'Mire, don Clotario, ¡yo soy un hombre de 30 años de experiencia y sé hacer las cosas!'. Entonces me atreví a decirle: 'Yo, en cambio, Salvador, tengo 50 años de lucha, y si usted no se decide se lo advierto: usted no es Balmaceda, y por eso va a morir solo en esta misma sala y con las llamas hasta el techo. Los Corvalanes, los Altamiranos y todos los otros van a esconderse en las embajadas, y me extraña mucho que un católico viejo esté dándole lecciones de política a un marxista leninista. Ya me voy, pero recuerde mis palabras. Yo no quise venir. Fue usted quien me invitó' ".

Aversión por los comunistas

Un domingo, cuando mi padre me llevó de mañana para iniciar el trabajo, don Clotario nos dijo que él iba al cementerio a visitar "a sus muertos": Ellos eran su madre y Luis Emilio Recabarren. Mi padre, solícito, ofreció llevarlo, pero él, siempre vital, nos dijo que iba y volvía a pie "para estirar las piernas y hacer ejercicio".

Muy tarde, recordando su visita me contó: "Los dos muertos míos tienen algo triste en común. Mi madre, porque cuando un personaje desconocido la engañó diciéndole que me habían fusilado en Molina, donde el gobierno de Ibáñez me había confinado, tuvo un derrame cerebral que le hizo perder la razón y sólo me reconoció, años más tarde, poco antes de morir".

"De Luis Emilio quiero contarle algo terrible y desconocido. Cuando vinieron a contarme que había muerto corrí hasta su casa y alcancé a ver su cadáver. Me dijeron que se había suicidado, pero en las murallas y muebles conté más de 20 huellas de bala. Hubo lucha. Como estaban las cosas, estoy seguro de que lo mataron los comunistas. Ningún suicida tiene tan mala puntería. Recabarren había vuelto desilusionado de la Unión Soviética".

Su aversión por los comunistas siempre fue clara. Su único amigo en el Comité Central era el profesor Alejandro Lipschutz, quien "me contaba de todas las intrigas que planeaban en mi contra a fin de que me preparara. Con los socialistas siempre pelearon a muerte. Mire ese sofá, todavía están allí las señas de una vez que aquí mismo se agarraron a balazos".
"Los comunistas y los socialistas me usaron por un tiempo como un instrumento para manejar a los trabajadores hasta que decidieron deshacerse de mí. Citaron a una concentración en el teatro Caupolicán. La caja de la CUT estaba vacía. Para poder arrendar el teatro tuve que empeñar esta casa, lo único que me dejó mi madre. Cuando salí a decir mi discurso, comunistas y socialistas, que se habían puesto de acuerdo, comenzaron a tirarme chauchas al escenario. Pensé en gritarles que estaban sentados en ese teatro porque yo había encalillado mi casa. Pero pensé que un cristiano en la vida hace las cosas porque hay que hacerlas y no para contarlas".

Víctor Farías
publicado en El Mercurio, domingo 27 abril

3 comentarios:

Pablo Valenzuela dijo...

Víctor Farías, que no es más que un productor de best sellers, no es una fuente fiable de la historia de don Clotario Blest. El mismo Farías, señala que la matanza de Santa María de Iquique es obra de la traición de los dirigentes de esos mineros (¡!), mineros que eran amarrados al sol como castigo por no hacer más ricos a sus patrones que eran los antecesores de quienes según Farias, don Clotario consideraba “la gente que ha construido el país”. Creo que todos los demás datos que se manejan de don Clotario, nos muestran que estas declaraciones, más probablemente vienen del imaginario del señor Farías que de la boca del ilustre citado, quien nunca hubo de coincidir con la doctrina comunista, pero JAMAS, hubiera señalado que el dueño del diario donde se publica la columna (curioso no?), debía ser llamado como salvador del país, que el mismo había ayudado a llevar a una de sus peores crisis.

Un dato más sobre Farías. Su libro más conocido "Hedegger y el nazismo" ha sido duramente criticado. Por ejemplo el académico de la Universidad de Berkeley Philippe Lacoue-Labarthe, lo juzgó secamente de la siguiente manera "En el fondo este libro no es justo y lo considero incluso -y mido mis palabras- deshonesto". En su opinión, Farías no sólo trata de construir un best seller desde elementos ya ampliamente conocidos. Su crítica se basa en la forma en que presenta los hechos, bajo el manto de un trabajo historiográfico escrupuloso, pero que descontextualizando elementos dispersos, busca instalar afirmaciones simplificadoras, carentes de rigurosidad. Lacoue-Labarthe plantea que Farías usa un "collage de documentos heterogéneos en cuanto a su significado y a su envergadura filosófica y política", para llegar a conclusiones que buscarían deslegitimar el conjunto de la obra Heideggeriana(*).

*Estos datos son fácilmente obtenibles por Internet. Por lo tanto no es excusa que la columna se lance el lunes y que el contenido haya sido leído el domingo.

Boris Muñoz dijo...

Seguramente si leemos a Victor Farías, Gonzalo Vial, Sergio Villalobos u otros similares, llegaremos a la conclusión de que en la matanza de Santa María de Iquique la culpa la tuvieron los mineros del salitre, en la perdida de tierras indígenas los mapuches, en el holocausto los judíos, o de la pobreza histórica en Chile los pobladores de campamentos.

Atendible... ¿o no?.

Diego Zambrano dijo...

lei con detencion las confeciones de clotario. La conversaciond e allende si me consta, ya que alguna vez llego a mis manos una entrevista para un diario en la decada de los 80 donde narraba esta misma conversacion.
Lo de recabarren no lo habia leido antes, pero tampoco dudaria de esa aseveracion, ya que los comunistas antiguos y socccialistas en conjunto han sido tambien muy malditos y eso los sindicalistas y los anarquistan pueden declarar.


si me gustaria poder ver mas datos de farias para saber.