lunes, 3 de diciembre de 2007

La estética como promovedor de cambio

A través del Espacio de Debate se busca fomentar la reflexión al interior del equipo de Un Techo para Chile. Cada semana hay un encargado de escribir acerca de un tema de interés nacional y que se relacione con nuestras inquietudes.
Éste no necesariamente representa la opinión de todos los que aquí trabajamos.
¿Por qué es fea la pobreza? ¿Es sano vivir en un entorno pobre? Las posibles respuestas a estas preguntas son claras y evidentes, sin embargo, ambas preguntas tienen mayor ligazón de la que pensamos, y esto, radica en el hecho de que salud y belleza son dos conceptos que están íntimamente ligados ¿Es sano vivir en un entorno feo? La verdad es que no. Pero, ¿qué entendemos por belleza?
La belleza tiene que ver con vivir en armonía, un estado de equilibrio y comunión entre lo interno y lo externo, en un espacio que permita reflejar afuera y con los otros, la propia interioridad ¿Si no existen referentes de armonía y belleza en nuestro alrededor, cómo descubriremos la experiencia interna de estar en armonía o en comunión con el entorno? ¿Cómo promoveremos entornos saludables, armoniosos, bellos y limpios, si no tenemos la experiencia de disfrutar el ser parte de un ambiente tal?
Cuando definimos el entorno, es decir, el ambiente en que transcurre la vida, podemos pensar en conceptos que van desde el cosmos hasta una habitación y la verdad es que ambiente tiene que ver con todo eso y mucho más.
El ambiente es un espacio donde transcurre el desarrollo de todos los individuos, en éste se forma la personalidad y la identidad, es decir, el modo perdurable de ser y de relacionarse con el mundo. En la relación del hombre con el entorno se define entonces una parte sustancial del ser, una forma de ser que se extenderá en el tiempo y se amplificará legado tras legado en el futuro. Entonces, si este patrón de ser en el mundo y de relacionase con otros es defectuoso, disfuncional y no saludable ¿qué ocurrirá con esta persona y las que lo rodeen en el futuro?
Desde aquí se desprende la importancia de los entornos saludables, armoniosos, llenos de posibilidades, la importancia que tiene el ambiente en la psiquis de cada individuo. Y es así como ambiente y salud son conceptos íntimamente ligados.
El ambiente o entorno en que vivimos tiene múltiples elementos constituyentes, entre éstos se encuentran la dimensión física, la social y la simbólica. A su vez, estos 3 conceptos se encuentran unificados y su distinción se hace sólo a modo de análisis. Lo físico se relaciona con las propiedades objetivamente medibles y observables del ambiente. Lo social se refiere a las interacciones y relaciones humanas que se desarrollan en cada espacio y, finalmente, lo simbólico se refiere a los elementos físicos y sociales del espacio que albergan un significado, que encarnan un símbolo cuyo sentido es atribuido por un grupo o por un individuo y que representa una parte personal de cada cual que le da un carácter íntimo al ambiente haciéndolo una expresión más de la propia identidad.
De esta manera, los espacios que promueven relaciones cercanas, seguras y confiables con los demás, que están revestidos de símbolos y significado personal y social y que son físicamente aprehensibles dotando de imaginabilidad al lugar, brindan mayores posibilidades para un desarrollo integral y sano a sus usuarios y habitantes.
Entonces, desde esta perspectiva, podemos comprender que es esencial que en un espacio las personas encuentren experiencias profundas, duraderas, armoniosas y bellas, para promover un desarrollo sano del individuo y de quienes lo rodean. La belleza entonces, tiene que ver con entornos estimulantes, que promuevan el estar y el ser, la permanencia, la reflexión, el desarrollo y la innovación. Esto implica dotar, tanto a los espacios privados de las viviendas y también sus alrededores públicos como el barrio o villa, de múltiples elementos que brinden posibilidades para que se desarrolle y exprese el ser interior. La belleza como experiencia de armonía con el entorno puede ser un gran factor protector. Barrios limpios, con plazas y parques, que permitan el contacto con la naturaleza, la fauna y la flora aumentan los intercambios sociales, el sentido de identidad con la comunidad y las relaciones positivas entre sus habitantes. Hogares en armonía, con colores y decoración que permitan la propia expresión de la identidad y la diferenciación hacia el resto de los miembros familiares, también son un factor protector contra problemas de salud mental. Espacios provistos de símbolos que aumenten la sensación de pertenencia y por ende la conciencia y el cuidado del entorno también es otro factor protector facilitando el autocuidado, el cuidado de los demás y del medio ambiente.
Si los espacios no nos dotan de estas experiencias, ¿cómo vamos a descubrir esta conciencia interior?, ¿cómo va a surgir la necesidad de cuidarse y cuidar?, ¿cómo?
Si bien, muchos podemos pensar que para que esto ocurra se requiere de educación, mayor disponibilidad de recursos, equidad, etc., etc.,… tal vez se puede empezar por brindar posibilidades dentro de los territorios que las personas más desprovistas de nuestra sociedad hoy no poseen. Pintar y decorar casas, asear y llenar de vegetación los espacios públicos, aumentar las posibilidades de contacto con la naturaleza y de encuentro con los otros, son medidas fáciles de implementar.
Entornos bellos generan gente bella. Personas identificadas con elementos bellos del entorno buscarán preservarlos. La experiencia estética, de armonía, puede ser un evento gatillante para promover el cambio, para promover el empuje hacia la educación, el esfuerzo por preservar el medio ambiente, por relacionarse positivamente, por descubrirse así mismo y cuidar de lo propio, lo ajeno y el resto.
La belleza inspira y genera cambios. Ayudemos a otros a descubrir la belleza y hacerse agentes activos en la búsqueda de ella y se desencadenará un efecto transformador en el desarrollo integral de cada individuo y entonces, de toda la sociedad.
Por Nicolás Pierry
Lunes 3 de diciembre de 2007

2 comentarios:

Gabriela. dijo...

Hola:
Me parece interesante la asociación planteada entre belleza y pobreza.
Sin embargo, también me parece que hay que manejar con cuidado las pretensiones de belleza, y las calificaciones a la pobreza. Por que? bien, desde mi punto de vista, la pobreza no sólo tiene aristas materiales. Si bien, los entornos dicen muchas cosas, hay familias y personas maravillosas en nuestros campamentos. Me atrevería a decir también, que hay personas que viven en condiciones ultra lujosas que son una porquería de personas. Así que ojo, que belleza tampoco tiene que limitarse al concepto material.
Por último, y para no extenderme mucho, discrepo con eso de que entornos bellos generan gente bella. Me parece que las personas son primero que sus entornos, por lo mismo que decia anteriormente. Hay gente preciosa en nuestras comunidades, que es capaz de hacerte olvidar la realidad que viven. Además cuando nuestra gente, comprende que lo más lindo es ejercer la dignidad, comprenden que merecen algo mejor, y eso es lo que por consecuencia embellece sus entornos, las ciudades, nuestras regiones, y nuestro hermoso país.

Un abrazo grande.

Nicolas Pierry dijo...

Hola Gabriela, acabo de percatarme de tu comentario. Por lo mismo, aprovecho de contestarte, disculpa la falta de contingencia.
Es cierto lo que dices, que la belleza MATERIAL no es suficiente para generar gente más íntegra, digna o sana. Lo que rescatas del valor social es justamente lo que también busca transmititr el artículo. Belleza se utilizó en éste como un concepto para expresar la ARMONÍA que ocurre cuando hay equilibrio entre lo material y lo SOCIAL, lo tangible y lo intangible. Cuando hay armonía entre los diversos elementos del contexto se promueven experiencias cumbres, inspiradoras... bellas.
Condiciones apropiadas para influir en las personas de manera positiva.
Luego, a lo que refieres respecto a que antes del ambiente o entorno viene la persona... tendríamos que reunirnos en un foro y discutir uno de los grandes dilemas filosóficos "genética versus ambiente", el huevo o la gallina, etc., etc., etc., que hoy están a la base de muchas investigaciones en el área de las ciencias sociales y que las ciencias duras como la neurofenomenología y la cuántica hoy nos permiten entender que ambas partes tienen similiar peso en la medida en que entre ambas hay una causalidad circular.
Saludos Cordiales,

Nicolás Pierry.