martes, 16 de octubre de 2007

La oligartrucha, la salvatrucha y otros contrastes

A través del Espacio de Debate se busca fomentar la reflexión al interior del equipo de Un Techo para Chile. Cada semana hay un encargado de escribir acerca de un tema de interés nacional y que se relacione con nuestras inquietudes.Éste no necesariamente representa la opinión de todos los que aquí trabajamos.
Joaquín Villalobos, ex comandante e ideólogo de la guerrilla salvadoreña, opinando sobre la oligarquía y las pandillas salvadoreñas dice: “Ambas hablan una mezcla de inglés y español, los primeros para presumir y los segundos para sobrevivir, unos usan ropa de marca, los otros se marcan la piel. Los primeros disfrutan la vida plástica y los segundos la vida loca. “Los oligartruchos” consumen cocaína,” los salvatruchos” la venden. Unos tienen visa estadounidense, los otros no la necesitan. Los primeros se organizan en grupos de poder, los segundos en poderosos grupos, los primeros son partidarios de la violencia desde el poder y los segundos aman el poder de la violencia. Ambos combaten ferozmente a sus competidores, los primeros sacándolos del mercado y los otros sacándolos de este mundo…”.
Latinoamérica es una región de contrastes y paradojas, por eso no llama la atención que a nivel regional nuestra sociedad esté alimentada y tenga hambre de la misma cultura individualista y de consumo. Puede cambiar el nombre o el paisaje pero no la división, el miedo y los resultados comunes: violencia, corrupción, exclusión social y pobreza. Además, no siempre es explícito el peso que estos grupos antagónicos pero similares poseen: influyen en los medios de comunicación, las noticias y la vida familiar, transforman al mundo, lo hacen a su medida y transmiten claro el mensaje que aprendieron de alguien más: sálvese quien pueda, asegure cada uno su felicidad.
Por eso, es necesario equilibrar el exceso de protagonismo que éstos poseen. Un buen comienzo es reconocer
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que aparte de grupos de poder y poderosos grupos existen hombres, mujeres y jóvenes que ni son oligarcas ni son pandilleros, son ciudadanos; y a pesar que no son influyentes tienen las respuestas y el verdadero alimento que Latinoamérica necesita: La realidad.
La realidad habla de si misma a través de experiencias cercanas, a veces dolorosas, a veces espirituales, que despiertan al hombre y lo comprometen a ser fiel con lo que ha visto, oído, vivido y lo responsabilizan a “algo más”. Una forma de materializar ese “más” es el trabajo voluntario, donde el ciudadano descubre parte de una realidad y elige trabajar dentro de ella para transformarla. Pero además cada ciudadano tiene un “más” personal que entregar a la realidad, no importa si es en su trabajo, familia o grupo social, siempre existe una oportunidad para construir equilibrio y justicia en la realidad.
La tradición cristiana dice que cuando Jesús vio a las multitudes que le seguían tuvo compasión de ellos y aclara que las personas lo seguían porque sabían que Él podía saciar su hambre con pan y pescados. Seguramente si Jesús estuviera hoy frente a las nuevas multitudes donde hay oligarcas, pandilleros y ciudadanos comunes buscando saciedad en el mercado y el individualismo, sentiría la misma compasión y repetiría la misma enseñanza que hace 2000 años: El hombre necesita conocer el verdadero alimento, el Pan de Vida, que anima y responsabiliza a la humanidad a construir el Reino de Dios y Su Justicia.

Por Billy Marinero
Martes 16 de octubre de 2007

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