lunes, 30 de julio de 2007

La fragmentación de la ciudad consecuencia de la pobreza fragmentada

A través del Espacio de Debate se busca fomentar la reflexión al interior del equipo de Un Techo para Chile. Cada semana hay un encargado de escribir acerca de un tema de interés nacional y que se relacione con nuestras inquietudes.
Éste no necesariamente representa la opinión de todos los que aquí trabajamos.

La pobreza en Santiago en su configuración espacial está asociada conjuntamente a las modificaciones de la ciudad en sí. Desde el corredor de pobreza del sector Zanjón de la Aguada durante los años 50, pasando por tomas emblemáticas como La Victoria, y por la atomización de la pobreza en las décadas posteriores a los 80 hasta la actualidad, el fenómeno de la extrema pobreza en Santiago, posee un vínculo muy estrecho con la dinámica socioespacial que se da en la ciudad y ésta a su vez con los cambios políticos y económicos que se han experimentado.
Durante el gobierno militar, se declaró que el suelo en Santiago era un bien “inagotable”, por tanto la ciudad podía crecer de manera indefinida, provocando en definitiva que existiera un desarrollo de la ciudad de manera fragmentada, sólo regulada por el mercado.
Además se puso en marcha una política de radicaciones forzadas de campamentos en los sectores de la cuña de Santiago (sector de altos ingresos, oriente de la capital), focalizando la pobreza en ciertos sectores en particular.
Si se toman estos dos elementos en cuenta y se contrastan con el sistema económico imperante, se tiene como resultado población “atrapada”, que debido a su baja competitividad no es capaz de elegir las mejores opciones de localización, sino que se circunscribe a los sectores donde puede ubicarse.
La fragmentación de la pobreza es por tanto un fenómeno de expresión espacial, que se puede visualizar a simple vista dentro del contexto del Santiago actual. Vemos cómo se concentra en ciertos sectores de la ciudad debido básicamente a la capacidad de cada sector de adquirir viviendas de mejor localización, donde además, por las reglas de mercado tienen acceso a mejor o peor infraestructura. Si se localizan lejos de la ciudad por elección, poseen infraestructura vial que les permite llegar a cualquier punto de la capital en poco tiempo, en comparación con la población periférica que vive en esos sectores por no tener otro lugar donde vivir, con grandes problemas para movilizarse.
La ciudad dispersa es en definitiva consecuencia de la lógica de mercado que impide la regulación del crecimiento, debido a que la oferta inmobiliaria es la que controla el crecimiento de la ciudad y no una planificación sustentable, capaz de responder a los requerimientos de espacio e infraestructura de forma eficiente.
El mercado entonces permite elegir, pero lo importante es tener conocimiento de quiénes son en la práctica los sectores que tienen acceso a dicha elección y cómo el mercado en la ciudad ha sido un factor de dispersión de la urbe, generando focos de pobreza atomizados que son más difíciles de combatir.
Es necesario tener en consideración que el mercado no es inherentemente malo, ni algo de lo cual se deba prescindir, sino que en aspectos sociales no es capaz de dar soluciones, ya que posee una mecánica de acción diferente y en consecuencia una lógica para resolver cierto tipo de problemas y no otros. Pensar que para este tema el mercado sigue siendo la panacea, es no pensar que existen grupos no competitivos y que para llegar a poder insertarse en la mecánica del mercado, es necesario primero poseer las armas de competencia que los sectores más desprotegidos de la sociedad carecen.
Por Sergio Ledezma
Lunes 30 de julio de 2007

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