lunes, 4 de enero de 2010

La transformación de las ciudades

Sin duda, la primera década del siglo XXI será recordada como el inicio de la "era urbana", ya que, a mediados de 2007, en algún lugar del mundo, nació el ciudadano que inclinó la balanza en favor de la población urbana por sobre la rural. En este sentido, Chile se encuentra a la vanguardia de nuestro continente, con cerca de un 90% de sus habitantes viviendo en ciudades.

Lo más llamativo de esta década en cuanto a nuestras ciudades, es que ellas han sido fiel reflejo de los cambios sociales, económicos y culturales que ha vivido nuestro país. Una ciudad que entra en la adolescencia y que, como tal, sufre fuertes dolores de crecimiento, algunas de sus extremidades crecen en forma desproporcionada, con movimientos torpes, aparente falta de planificación, y cuyo rostro se llena de grúas pluma como si fuesen molestos granos. Por otro lado, al igual que un adolescente, sufre profundas crisis de identidad, se rebela ante la inequidad y segregación, pero se contradice en sus expectativas respecto del futuro, aunque, poco a poco, va tomando conciencia de sus valores, su potencial y augura una pronta y promisoria adultez.

¿Por qué esta analogía? Porque la ciudad ha cobrado cada vez más fuerza e importancia en las aspiraciones de los chilenos. Ya hemos dejado atrás el sentido de urgencia y escasez que caracterizaba a nuestras políticas públicas, y en la medida en que como país hemos cubierto las necesidades básicas de casi todos los habitantes urbanos, tales como el acceso a la vivienda, la salud y educación, comienzan a surgir necesidades de segundo orden que apuntan a mejor calidad de dichos aspectos, seguridad y ciudades más verdes, amables e integradas. Cosa de ver las cartas al director de este diario para evidenciar que los temas de ciudad son los más recurrentes.

¿Qué fue lo que se construyó o lo que ocurrió en esta década que nos deja al borde de la adultez? Lo primero fue el perfeccionamiento y mejora cualitativa de las políticas habitacionales, que permitió corregir los nefastos efectos de los conjuntos construidos en los 90 e integrar calidad con cantidad de viviendas. Si bien falta mucho todavía para reducir significativamente el déficit habitacional, esta década vio nacer no sólo una nueva política habitacional, sino, además, el surgimiento de importantes organizaciones civiles como Un techo para Chile, Elemental y la Asociación de Dirigentes de Campamentos "También somos Chilenos", quienes han innovado, visibilizado y articulado la plataforma sobre la cual Chile se convertirá en el primer país en el continente en terminar con los campamentos urbanos.
En términos de infraestructura, esta década también se vio marcada por el florecimiento de las grandes concesiones de infraestructura urbana. Así es como la movilidad en Santiago se vio incrementada en forma radical con la puesta en marcha de las autopistas urbanas y la implementación del sistema de pago remoto (Tag), experiencia única en el mundo. A las autopistas urbanas se suman los colectores de aguas lluvias, plantas de tratamiento de aguas servidas, aeropuertos, cárceles, estacionamientos y tantas otras alianzas público-privadas que son el andamiaje para asegurar la competitividad y calidad de vida de las próximas décadas.

No se puede revisar el decenio sin hablar del transporte urbano, por un lado el crecimiento del parque automotriz ya está planteando serios problemas de congestión en nuestros centros de negocios, y si bien Metro ha ampliado su red convirtiéndola en la más extensa de Sudamérica, el punto más crítico lo vivimos con la fallida y costosa puesta en marcha del Transantiago. El sacrificio y las lecciones ya están internalizados, y lo más rescatable a estas alturas es reconocer la lenta pero efectiva mejoría de la calidad del servicio, y lo más importante a futuro, que se logró integrar el sistema de transporte.

Otro punto negativo de esta década tiene que ver con el aumento de la sensación de inseguridad. Pese a ser Santiago una de las ciudades más seguras del continente, la proliferación de barrios cerrados, cercos eléctricos, la estigmatización de guetos y enclaves, así como la segregación son desafíos que se han tratado de resolver por la base de intervención y recuperación de barrios, pero su solución es de largo plazo y debemos perseverar.

Otro fenómeno que se expresó estos años es la consolidación del mall y nuevos formatos de comercio de barrio como el strip-center, quienes han liderado los procesos de "colonización" y apertura de nuevos subcentros que han suplido necesidades de equipamiento, cultura y entretención para nuestras periferias que van más allá de la mera función comercial. En los años que vienen veremos cómo estas moles se abren e integran mejor a sus barrios vecinos, abriendo la caja con nuevas posibilidades.

Por último, esta década se recordará también como la que dio inicio a los movimientos ciudadanos, desde "No a la Costanera Norte" hasta organizaciones en Lo Espejo, Vitacura, Peñalolén, Quilicura y tantas otras comunas que se organizaron para reclamar sus derechos ante eventuales proyectos o conflictos urbanos.

Este es el principal síntoma de madurez urbana, que se apoya, además, en un reencantamiento de los ciudadanos con el espacio público y la cultura urbana, que vivió su momento más feliz con la visita de la "Pequeña gigante", recitales en plazas y parques, la extensión de la red de ciclovías y el surgimiento de iniciativas y demandas por mejores espacios públicos, parques, barrios más integrados, desarrollos más sustentables y ciudades más amables.

El principal desafío que enfrentarán nuestras ciudades en la próxima década será pasar de la cantidad y cobertura a la calidad. Si la década que dejamos es la de la cultura de las infraestructuras, la próxima debería ser la de la cultura cívica, en la que los ciudadanos valoremos y cultivemos una ciudad más humana, más integrada y con mejor calidad de vida.

Pablo Allard

Publicado Diario la Tercera, el 28 de diciembre del 2009

3 comentarios:

el kili dijo...

Creo entender el punto al cual se desea llegar con esta publicación, aunque para ser sincero, para mi, esta puede ser un tanto pésimista.

Más allá de eso, discrepo en algunos puntos. No creo que se pueda decir que esta es una "era urbana" por el sentido que los grandes movimientos de población desde el mundo rural a lo urbano se produjeron entre los años 20' a los 50'.

Otra cosa es que politicas habitacionales desde los años 60', o más atrás aún las hay. El que no fueran buenas políticas o no pensarán en los espacios urbanos, las personas y como desarrollarían su vida en estos nuevos lugares, puede ser, pero de ahí a negar la existencia de una planificación urbana o desarrollo de politicas habitacionales, me parece un poco narcisita.

Tercero, si puede que esta sea la "era del mall", consumismo, diversión y servicios todo en el mismo lugar. Aunque claramente este es el fin de una cadena de eventos partidos a fines de la década de los 70' con la creación del Parque Arauco y el desarrollo explisivo iniciado en los 90'.

De las autopistas urbanas, los sistemas de telepeajes iniciaron su existencia en 1986 en la ciudad de Bergen, Noruega.

Más alla de estos problemas puntuales, a mi conciderar Santiago, como gran ente urbano en nuestro país, considero que esta viviendo una "crisis de los cuarenta". En los 10' y 20' se construyeron grandes edificios, obras viales y parques inspiradas en las capitales europeas (muchas realizadas para celebrar el centenario de nuestra nación)"era de la niñez urbana. En los 40' y 50' la migración fue un tema, esta bella ciudad se vio invadida de cientos de miles de nuevos residentes, generando innumerables problemas que entre 60'y fines de los 70' trataron de solucionarse, adolecencia y madurez temprana. A partir de los 80' hubo un estancamiento en la generación de nuevos espacios y malas politicas habitacionales, Adultes, donde todo lo que se hacia era tratar de mantener las cosas y mejorar solo dentro de los limites del capital que se disponia. En los 90' surgimiento de nuevos espacios, creación de mejores politicas, no nuevas aún, pero mejores, adultez. Y ahora en los primeros años del siglo XX, estamos concientes de nuestro lugar, mejoramos las cosas...por que ya alguna vez tratamos de hacerlo pero no sabiamos como, y mejor aún, tenemos el capital tanto humano, como económico para hacerlo, deseamos tener una bella ciudad, equitativa, bien estructurada, con parque, plazas, buenas calles, viviendas socialez buenas, donde sea esta ciudad un buen lugar para vivir, una vez quisimos tener algo, pero no pudimos, ahora si es nuestro tiempo. En sintesis Santiago está en la "Crisis de los Quarenta".

Fernando Pairo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Fernando Pairo dijo...

una vez un profesor de la escuela de arquitectura me dijo, ¿cuando se termina una ciudad? solo inste a observarlo un poco inseguro diciendole: "Nunca", el movio la cabeza afirmando mi respuesta inmediata poniendome a ejemplo las ciudade griegas. Quien dice cuando una ciudad es inmadura o lo contrario, la ciudad solo es el producto del contexto de quien la utiliza, lo que hoy vemos el dia a dia es solo el reflejo de lo que nuestra sociedad es, y la labor de nosotros es hacer que en este contexto la calidad de vida y el medio ambiente sean de la mejor manera posible, me parece que el texto de Allard es un poco pequeño para resumir una de las decadas a mi parcer mas aceleardas en muchos ambitos pero si tiene una certeza general de lo que hoy es nuestro Chile y cercano a la realidad latinoamericana tanto en el fenomeno economoco como el tema de la insercion campo ciudad. Me parece que esta decada relevante como inicio de siglo, Chile hoy en dia realmente es otro, hace 10 o 20 años era un pais diferente a nivel social, cultural, economico y casi politico (puesto que la dinamica no ha cambiado mucho) pero si revisamos haca atras realmente el chile de nuestros padres desearia poder haber tenido lo que tenemos, pero como a mi me gusta mirar al futuro creo que falta y mucho, y no tiene que ver solo con las funciones del estado o de quien este a cargo, la funcion principal somo nosotros mismos, un dia un profesor llego enfurecido por ver tanta vanalidad en las calles, diarios populares y amarillistas que se venden por miles, programs televisivos que mas bien son un circo nocturno, pero el tema esta que esas cosas existen porque hay quien los consume y somo nosotros los ciudadanos, esos que votan una vez al año, esos que te encuentras en una micro, en la caja de un supermercado, e incluso en la universidad, y eso es lo que representa el estado del arte social, el estado de nuestra sociedad, bajo esa linea podemos criticar y aprender de ella poco a poco, poner en debate que hay temas de mayor relevancia, haciendo espacios para la reflexion desde la familia como afuera de ellas, que se hable de lo desfragmentado que esta este pais, de que existe una educacion para uno y otra para otros, de que existe una atencion de salud para unos y otra a para otros, de que el transporte que se usa tambien es un privilegio, me parece que alli es donde hay que conversar y construir algo mejor, si al final no se trata de joder a los que tienen porque tienen o ayudar a los que no tienen porque son pobres, si ambos consumen y tienen necesidades, el tema esta en que ambos deban funcionar de manera cohesionada para construir un mejor pais, un pais que nos enorgullezca no solo por mejorar la politica habitacional si no que la equidad social no dependa de donde vives sino por quien eres y por lo que eres capaz de hacer para los demas, por que quieranlo o no como desean muchos, "No vivimos en una burbuja, vivimos en grupos humanos y nos desarrollamos en cada uno de ellos, sino existe respeto por esto, quien lo hara o que calse de ciiudades tendremos?"